5 pueblos para descubrir lo mejor de Salamanca: los turistas salen encantados
La Alberca es Conjunto Histórico-Artístico desde 1940
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La provincia de Salamanca, situada en Castilla y León, es un lugar donde la historia y la naturaleza se entrelazan para crear un paisaje cultural impresionante. Con su rica herencia arquitectónica y sus entornos naturales, Salamanca alberga varios pueblos que son verdaderas joyas escondidas, cada uno ofreciendo su propio encanto y atractivo. Estos pueblos, con sus tradiciones vivas y su patrimonio cultural, representan la esencia de la vida rural española.
En este recorrido por la provincia, conoceremos cinco de los pueblos más bonitos: La Alberca, Candelario, Béjar, Ladrillo y Fermoselle. Desde las calles empedradas y la arquitectura tradicional hasta las festividades coloridas y la deliciosa gastronomía, cada uno de estos lugares tiene algo especial que ofrecer. Además, el entorno natural que rodea a estos pueblos proporciona una experiencia única para los amantes del aire libre, con rutas de senderismo y actividades que invitan a disfrutar de la belleza del paisaje salmantino.
1. La Alberca
Comenzamos nuestro recorrido en La Alberca, un pueblo emblemático de Salamanca, reconocido como Conjunto Histórico-Artístico desde 1940. Situado en las estribaciones de la Sierra de Francia, destaca por su arquitectura de piedra y madera, que se funde con el entorno natural.
La Plaza Mayor es uno de los principales atractivos, rodeada de hermosas casas de entramado de madera. En el centro se encuentra la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, un bello ejemplo de la arquitectura gótico-mudéjar del siglo XV. Las numerosas cruces de piedra y fuentes que adornan el pueblo son testimonio de su rica historia.
Para los amantes de la naturaleza, La Alberca ofrece varias rutas de senderismo en la Sierra de Francia, como la ruta del Pico de la Pila y el Sendero de las Chorreras, donde las vistas son impresionantes.
2. Candelario
A poca distancia de La Alberca se encuentra Candelario, conocido por su arquitectura montañesa. Este pintoresco pueblo, ubicado en la ladera de la Sierra de Béjar, se caracteriza por sus estrechas calles empedradas y casas de piedra.
El pueblo presenta un ambiente rústico, con casas que cuentan con balcones de madera, lo que le da un carácter especial. La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, con su impresionante campanario, es otro punto de interés a visitar.
Candelario celebra diversas festividades, siendo la Fiesta de San Isidro una de las más destacadas, donde se realizan romerías con música y danzas. Además, su Semana Santa es famosa por las procesiones que atraen a numerosos visitantes.
3. Béjar
El pueblo de Béjar es conocido por su rica historia y patrimonio arquitectónico. Antiguo centro textil en la Edad Media, se encuentra a los pies de la Sierra de Béjar, ofreciendo un entorno natural impresionante.
Uno de los principales atractivos de Béjar es su castillo, que data del siglo XV y proporciona unas vistas panorámicas del pueblo y sus alrededores. La Plaza de España, rodeada de edificios históricos, cuenta con una fuente central que añade un toque encantador. La iglesia de Santa María la Mayor, de estilo gótico, es otro lugar emblemático, con un impresionante retablo y hermosas vidrieras.
Béjar es un lugar ideal para los amantes de la naturaleza, con rutas de senderismo en la Sierra de Béjar que permiten disfrutar de la belleza de la montaña. Durante el invierno, la estación de esquí de La Covatilla se convierte en un destino popular.
4. Ladrillo
Ladrillo es una de las joyas escondidas de Salamanca, un pueblo que ofrece tranquilidad y belleza natural. Conocido por su arquitectura tradicional, las casas de piedra y los tejados de pizarra reflejan el estilo rural de la zona. La iglesia parroquial de San Andrés es un ejemplo del patrimonio religioso del lugar, con un interior muy acogedor.
A pesar de su tamaño, Ladrillo cuenta con profundas tradiciones. Las festividades en honor a San Andrés, celebradas en noviembre, atraen a visitantes que disfrutan de comidas tradicionales y danzas folclóricas. La gastronomía local incluye platos como la sopa de ajo y el cordero asado, deleitando a quienes lo prueban.
5. Fermoselle
Finalmente, Fermoselle es un pueblo que merece estar en esta lista por su belleza natural y su patrimonio cultural. Ubicado en la Sierra de la Culebra, Fermoselle es famoso por su arquitectura de piedra y sus calles empedradas.
La iglesia de San Juan Bautista, de estilo románico, es uno de los puntos de interés del pueblo. También destaca la presencia de numerosas bodegas subterráneas, que son parte de la rica tradición vinícola de la región.
La Fiesta de San Bartolomé, que se celebra en el mes de agosto, es un evento muy importante en la localidad, con actividades culturales y música. La Semana Santa también es un momento significativo, con procesiones que reflejan la devoción de los habitantes.
El entorno natural de Fermoselle es impresionante, con montañas y valles que invitan al senderismo y la observación de fauna, incluyendo la posibilidad de avistar lobos en su hábitat natural.